#ParadisePapers El gigante de la minería

El cuarto de los secretos de Glencore


Por Will Fitzgibbon, Oliver Zihlmann, Petra Blum, Edouard Perrin, Frederik Obermaier y Bastian Obermayer. Traducción: Univisión Noticias.
6 de noviembre de 2017

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Los documentos internos del despacho de abogados revelan que Glencore, una empresa comercial de petróleo, minerales y cereales, llevó a cabo transacciones secretas y prestó millones de dólares a un socio de negocios de alto riesgo.



La oficina de Glencore en la sede central de Appleby en Bermuda no era muy llamativa.

Situada frente al baño de mujeres, la sala dedicada a una de los clientes offshore más importantes del despacho se componía por un archivero, una computadora, un teléfono, una máquina de fax y una chequera. Una vez, en 2009, se convirtió brevemente en un espacio para fiestas. “Es mi cumpleaños”, escribió el anfitrión. “El pastel está en el segundo piso, en la Sala Glencore”.

Pero, aún siendo modesta, dicha sala contenía una gran cantidad de secretos.

“Glencore” se refiere a Glencore Plc., uno de los conglomerados de minería y agricultura más grandes del mundo. Ocupa el lugar número 16 en la lista Forbes Global 500 de las empresas más grandes a nivel internacional y el año pasado obtuvo ingresos por más de 170,000 millones de dólares. Es el operador de materias primas más grande del mundo: proveedor de zinc y cobalto, comerciante de trigo y de garbanzo, sus productos afectan prácticamente a cualquiera que haya manejado un automóvil, usado un teléfono inteligente o incluso comido una rebanada de pan.

Glencore también ha recibido la atención de oficinas gubernamentales que por años han investigado, multado y criticado al gigante de las materias primas.

 
Crédito: Julio Angulo-Diario La República
Operaciones del proyecto Las Bambas en Apurímac, Perú, hoy en manos de MMG Limited.

Una nueva filtración de información financiera offshore que empieza en la Oficina Glencore pero va mucho más lejos ha tumbado la cortina y algunos de sus más grandes secretos quedan al descubierto para su escrutinio.

La información surgió de las oficinas del despacho de abogados offshore Appleby y el proveedor de servicios corporativos Estera, el cual operaba de manera conjunta bajo el nombre de Appleby hasta el 2016. Copias de más de 6.8 millones de archivos que documentan décadas de actividad dentro de la sede en Bermuda y otras oficinas fueron obtenidas por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y compartidas con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por su sigla en inglés) así como con 94 medios de comunicación asociados.

Los archivos sobre Glencore contienen correos electrónicos confidenciales, actas del Consejo Directivo, diagramas de restructuración impositiva, contratos de préstamos multimillonarios, acuerdos de venta y conversaciones abiertas sobre qué reglas se podían o no corromper como parte del debate riesgo-beneficio.

Los registros ilustran como un coloso global, asistido por su despacho de abogados offshore de mayor confianza, utiliza paraísos fiscales para llevar a cabo sus lucrativos tratos en secreto, incluso cuando ejerce una vasta influencia en partes del mundo ricas en recursos y a la vez plagadas de corrupción. Los documentos de Appleby muestran que Glencore desvió millones de dólares a través de las Bermudas y otros paraísos fiscales mientras eludía declaraciones de impuestos y litigios en Europa y el Caribe.


Las nuevas revelaciones, puestas al descubierto en más de mil páginas de documentos, presentan cómo Glencore prestó 45 millones de dólares a una compañía controlada por Gertler mientras él ayudaba a Glencore a cerrar el trato de la mina con autoridades congolesas.

No obstante, es en el país más pobre del mundo—la República Democrática del Congo (RDC), donde Glencore adquirió intereses en una importante mina de cobre—donde la larga trayectoria de Glencore se revela en los documentos lo más detalladamente. A lo largo del tiempo, investigadores han intentado reconstruir la magnitud de la relación entre Glencore y Daniel Gertler, un empresario israelí con amigos en altas esferas de la RDC, quienes ayudaron a Glencore a negociar el acceso a la rebosante mina Katanga. Las nuevas revelaciones, puestas al descubierto en más de mil páginas de documentos, presentan cómo Glencore prestó 45 millones de dólares a una compañía controlada por Gertler mientras él ayudaba a Glencore a cerrar el trato de la mina con autoridades congolesas.

 
Crédito: Simon Dawson/Bloomberg
Daniel Gertler, empresario israelí, mantiene relaciones cercanas con altos funcionarios de la República Democrática del Congo.

Los archivos filtrados proporcionan la prueba más detallada hasta el momento del cabildeo que realizan los gobiernos tras bastidores y de los flujos de capital que ayudaron a Katanga, mina en la que Glencore era accionista en ese momento, a adquirir licencias mineras. Al mismo tiempo, se plantean nuevas preguntas sobre cómo y por qué Katanga, posteriormente adquirida por Glencore, pagó un precio que los críticos han considerado menor a su valor real.

En respuesta a las preguntas realizadas por ICIJ, Glencore dijo que el precio de las licencias mineras reflejaba la cantidad acordada antes de que Gertler entrara a formar parte de las negociaciones y dijo que el préstamo a la compañía controlada por Gertler fue "realizado en términos" con las disposiciones estándares vigentes.

Glencore también dijo que, a excepción de tres, recientemente movió todas sus entidades comerciales de las Bermudas a Suiza o al Reino Unido.



La mina Katanga


A inicios de este siglo, la República Democrática del Congo era un lugar caótico. Una larga guerra civil terminó en 2003 y en 2006 se llevaron a cabo las primeras elecciones en 40 años. Bajo el liderazgo del presidente Joseph Kabila, la República Democrática del Congo estableció un comité para revisar los contratos mineros con compañías extranjeras. La revisión provocó el desconcierto de los consejos directivos en Europa, Asia y las Américas, incluyendo las oficinas de Katanga Mining Ltd.

La compañía minera con sede en Canadá poseía derechos sobre los valiosos depósitos de cobre en la República Democrática del Congo y Glencore, desde ese tiempo accionista de Katanga, tenía los ojos puestos en la mina con un entusiasmo cada vez mayor.

A principios de 2008, con la inminente revisión de los contratos de la RDC y con la inversión de cientos de millones de dólares en juego, Katanga y sus accionistas tuvieron que actuar.

Inicialmente, Katanga creía tener poco de qué preocuparse, de acuerdo a uno de los cientos de momentos capturados “en vivo” en las actas de reuniones en el archivo de clientes de Appleby. A pesar del "tono político" del comité de revisión establecido por el gobierno, en febrero de 2008 el presidente ejecutivo de Katanga le dijo al resto de los miembros del consejo directivo que era poco probable que el país quisiera tener una participación mayor en la empresa en virtud de la alianza estratégica (joint venture) existente.

 
Crédito: Katanga Mining
El tajo abierto de KOV, una de las operaciones de Katanga Mining en la República Democrática del Congo.

Sin embargo, meses después, el organismo gubernamental encargado de negociar las concesiones mineras a inversionistas privados comenzó a insistir cambios en los programas de ejecución propuestos por Katanga. La compañía minera del gobierno congolés planteó una serie de contrapropuestas "bastante inaceptables", según acordó la junta directiva de Katanga en una reunión en junio de 2008.

Y entonces a la junta directiva se le ocurrió un plan.

"Dan Gertler, quien tenía un interés indirecto sustancial en la Compañía, debería recibir un mandato de la Junta para negociar con las autoridades de la RDC", acordó la junta directiva de Katanga en un almuerzo de trabajo el 23 de junio, celebrado en el hotel Hilton cercano al aeropuerto de Zúrich, Suiza. Entre los miembros de la junta de Katanga se encontraba el accionista y director de Glencore, Aristotelis Mistakidis.

Gertler, un distribuidor israelí de diamantes y cobre que mantenía sus acciones en Katanga a través de un fideicomiso offshore, estaba bien conectado en la República Democrática del Congo. Era particularmente cercano a la mano derecha del presidente Kabila, Augustin Katumba Mwanke. Los abogados de Gertler le dijeron al Consorcio (ICIJ) que los dos hombres establecieron "un trato personal" sólo después de que Katumba se retirara del gobierno.

Conocido por muchos congoleños como "Dios Padre" (God the Father), Katumba también era conocido por ser el contacto ideal para quien buscara acceso a las enormes reservas de recursos naturales de la República Democrática del Congo.

En una ocasión, Gertler, Katumba y sus familias vacacionaron juntos en un yate por el Mar Rojo antes de que Katumba ingresara a un hospital israelí para un tratamiento quirúrgico. Después de que fallara la cirugía, Katumba entró en coma por lo que Gertler apresuradamente llevó a 13 médicos, incluidos tres de Londres.


Es en el país más pobre del mundo—la República Democrática del Congo (RDC), donde Glencore adquirió intereses en una importante mina de cobre—donde la larga trayectoria de Glencore se revela en los documentos lo más detalladamente.

"Durante los 12 días que permanecí en el hospital, Dan no me abandonó", posteriormente escribió Katumba en sus memorias. "Dejó todo, su negocio, su familia, su vida. Permaneció a mi lado día y noche". En palabras de Katumba, Gertler le salvó la vida.

A nivel internacional, la cercanía de Gertler con el régimen ha atraído el escrutinio público. En 2001, dos informes de las Naciones Unidas sobre la explotación de los recursos naturales en la República Democrática del Congo, incluidos “diamantes de conflicto" o piedras preciosas que se intercambian para financiar ejércitos enemigos, describieron la amistad de Gertler con Kabila e informaron que una de las compañías de Gertler recibió un monopolio minero de diamantes valuado en 600 millones de dólares por sólo 20 millones de dólares. Uno de los informes argumentaba que, como parte del negocio de los diamantes, Gertler acordó entregar armamento a las fuerzas armadas congoleñas durante la época en que los ejércitos nacionales en disputa, las milicias y los caudillos militares mataban y violaban indiscriminadamente, de acuerdo a los observadores de derechos humanos.

Años después, en 2013, un grupo de expertos dirigido por el exsecretario general de las Naciones Unidos Kofi Annan hizo referencia a las compañías de Gertler en un reporte acusándolas de adquirir activos mineros de la RDC por cerca de un sexto de su valor comercial.

Los abogados de Gertler dijeron a ICIJ que el empresario negó las acusaciones de los reportes de la ONU del 2001 y dijo no haber tenido oportunidad de réplica antes de su publicación. La ONU no lo ha mencionado desde el 2011, dijeron sus abogados. Respecto al reporte de 2013, los abogados de Gertler dijeron que las compañías del grupo empresarial tampoco tuvieron oportunidad de responder a las acusaciones, las cuales “rechazan categóricamente”.


A nivel internacional, la cercanía de Gertler con el régimen ha atraído el escrutinio público.

“El señor Gertler es un empresario respetable que aporta la vasta mayoría de su riqueza y tiempo a los necesitados, así como a diversas comunidades, por un valor igual a grandes sumas de dinero”, dijeron sus abogados al Consorcio (ICIJ). “Sus transacciones de negocio se llevan a cabo de manera justa y honesta y en estricto apego a la ley”.



Optimismo, angustia y perseverancia


The Financial Times, Bloomberg, la ONG anticorrupción Global Witness y otros han pasado años reuniendo casos que involucran a Glencore, Gertler y a los líderes de la RDC con la finalidad de entender cómo uno de los países más ricos en recursos naturales de todo el mundo ha permanecido tan pobre. Ahora, la filtración de archivos de Appleby revela un recuento mensual de la forma en que Glencore dependió de la intermediación de Gertler.

Poco después de aquel acuerdo en junio de 2008 en Zúrich sobre reclutar a Gertler, Katanga celebró buenas noticias. “Dan Gertler cumplió satisfactoriamente su mandato”, anunció a la junta directiva el director general saliente durante una teleconferencia el mes siguiente, de acuerdo a los archivos internos de Appleby. “Las reuniones de los pasados dos días fueron extremadamente productivas”.

Un nuevo Memorándum de Entendimiento solicitaba un pago adicional al gobierno por 10 millones de dólares en regalías futuras a cambio de un acuerdo, pero, a pesar de todo, la junta directiva de Katanga expresó su aprobación.


Ahora, la filtración de archivos de Appleby revela un recuento mensual de la forma en que Glencore dependió de la intermediación de Gertler.

En octubre de 2008, Glencore nombró al gerente general Steven Isaacs como director ejecutivo interino de Katanga. Poco después, la compañía minera estatal de la RDC regresó con más exigencias, incluyendo “dineros adicionales” por un total de 585 millones de dólares en un bono por subscripción (signing bonus).

Para resolver ese “asunto de vital importancia”, la Junta decidió que cuatro ejecutivos de Katanga, incluidos Isaacs y Mistakidis, de nuevo “sostuvieran una conversación con Dan Gertler”.

Mientras los directivos se preocupaban por las solicitudes de más dinero por parte del gobierno, la compañía se encontraba corta de liquidez. Los registros muestran que estaba en la búsqueda de dinero de potenciales inversionistas para mantener a la compañía funcionando.

Y entonces llegó dinero caído del cielo.



Un préstamo oportuno

En febrero de 2009, Katanga notificó a la Bolsa de Valores de Toronto sobre un considerable préstamo millonario de Glencore y otros, incluyendo Lora Enterprises, una compañía en las Islas Vírgenes Británicas propiedad de un fideicomiso beneficiando a la familia Gertler. Los detalles proporcionados al respecto fueron pocos.

No fue sino hasta 2014 que Global Witness, la organización anticorrupción sin fines de lucro con sede en el Reino Unido, publicó documentos mostrando que Glencore había prestado el capital a la compañía de Gertler que a su vez había hecho el préstamo a Katanga. La compañía de Gertler y Glencore además adquirieron nuevas acciones en Katanga.

Ahora los documentos e intercambios descubiertos en los archivos de Appleby proveen mayor información sobre cómo el préstamo de Glencore a la compañía de Gertler mantuvo al ya bien posicionado israelí cercano a Glencore como un accionista dentro de Katanga, mientras Katanga terminaba los últimos meses de negociación con el gobierno de la RDC.

Así es como se dieron los préstamos: el 9 de enero de 2009, cuando las negociaciones con la RDC se convulsionaban, Glencore envió documentos a sus abogados en Bermuda entre los cuales se encontraba uno denominado hoja de términos. “Glencore deberá usar su voto en la junta directiva de Katanga para garantizar que Dan Gertler sea exclusivamente encomendado para asistir a Katanga en finalizar los términos de la alianza estratégica”, indicaba la hoja de términos.

Un documento autorizaba a los abogados internos de Glencore y Mistakidis, el director de Glencore quien también formaba parte de la Junta Directiva de Katanga, aprobar un préstamo bianual por 45 millones de dólares a Lora Enterprises.

 
CRÉDITO:Bloomberg

Documentos e intercambios en archivos de Appleby muestran la relación entre Gertler y Glencore.

La hoja de términos muestra que Glencore tenía el derecho a exigir el reembolso del préstamo si la alianza estratégica que Gertler estaba ayudando a negociar con la RDC no se concretaba dentro de pocos meses. En otras palabras, el préstamo de 45 millones de dólares de Glencore a Gertler dependía de que las autoridades de la RDC aprobaran un acuerdo con Katanga.

“El préstamo a Lora refleja los términos apropiados negociados con base en condiciones equitativas”, respondieron los abogados de Gertler a ICIJ y sus socios, agregando que no es poco común que las transacciones mineras en África exijan al prestamista reclamar el reembolso del préstamo si la alianza estratégica fracasa. El préstamo Lora se amortizó completamente en 2010 y “ni Lora Enterprises ni el señor Gertler ni ninguna compañía o persona relacionada con ellos recibió los fondos del préstamo directamente”, dijeron los abogados.

En marzo, dos meses después de que la hoja de términos fuera aceptada, el director ejecutivo de Katanga anunció a la junta directiva que se había reunido con Gertler en Kinshasa, la capital congoleña. “Como resultado…Katanga realizó revisiones a las propuestas resolviendo la mayoría de los temas” con las autoridades de la RDC, de acuerdo a la minuta de la reunión.

No sólo se avanza con el acuerdo, dijo el director ejecutivo, sino que Katanga también ha convencido a la RDC de aceptar un bono de suscripción de 140 millones de dólares, en lugar de uno de más de 580 millones de dólares. La reducción del bono significaba que Katanga habría pagado un cuarto de lo que otras compañías mineras habrían pagado en promedio por tonelada de cobre en ese tiempo, de acuerdo a Elisabeth Caesens, una experta en acuerdos mineros congoleños quien revisó los documentos filtrados.

El acuerdo Katanga-RDC fue firmado en julio de 2009, semanas después de que Glencore había incrementado una vez más sus acciones en Katanga, hasta una cantidad aproximándose al control total de la compañía.


No sólo se avanza con el acuerdo, dijo el director ejecutivo, sino que Katanga también ha convencido a la RDC de aceptar un bono de suscripción de 140 millones de dólares, en lugar de uno de más de 580 millones de dólares.

“Glencore básicamente le otorgó un préstamo de 45 millones de dólares al señor Gertler bajo la condición de que pudiera cerrar un acuerdo crucial con las autoridades congolesas”, explicó Caesens.

“Al hacerlo, Glencore ignoró las muchas señales de alarma que debieron haber surgido por los antecedentes y vínculos del señor Gertler y se expuso al riesgo de incumplimiento de leyes anticorrupción”, dijo Caesans, quien asesora al Carter Center, la organización en defensa de los derechos humanos sin fines de lucro fundada por el expresidente estadounidense Jimmy Carter.

Durante una reunión anual de la compañía, el presidente de Glencore le dijo a socios de ICIJ que las comprobaciones de antecedentes de Gertler fueron “amplias y extensas”. Abogados de Gertler dijeron “de manera clara e inequívoca” que las acusaciones de que los préstamos fueran usados para realizar pagos corruptos eran “falsas y sin fundamento alguno… el señor Gertler enérgicamente las rechaza por completo”.

Katanga no recibió trato preferencial en su alianza estratégica como resultado del involucramiento de Gertler, aclararon sus abogados al Consorcio y sus medios asociados. Todas las negociaciones fueron realizadas de buena fe, dijeron los abogados. En una respuesta por escrito, Glencore señaló además que la firma del acuerdo del bono fue decidida después del mandato de Gertler.

 
Crédito: Financial Times.
Operaciones de la mina de cobre de Glencore en República Democrática del Congo.

En febrero de 2017, Glencore compró las participaciones de Gertler en importantes minas de la RDC, incluyendo Katanga, por más de 500 millones de dólares. Entre aquellos que observan de cerca a Glencore, el movimiento fue ampliamente considerado como un esfuerzo de la compañía para distanciarse de Gertler.

Después de diez años de negociaciones comerciales, emprendimientos en hoteles aeroportuarios y miles de páginas de documentos circulando entre compañías offshore, Glencore y la RDC ahora son prácticamente dueñas de la mina Katanga en su totalidad.

Cinco meses antes de que Glencore comprara la participación de Gertler, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos resolvió un caso, conforme a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por su sigla en inglés), contra el hedge fund Och-Ziff Capital Management Group con sede en la ciudad de Nueva York. El Departamento de Justicia discutió Lora Enterprises, a quien la resolución de la disputa describe como controlada por un israelí no indentificado “socio de la RDC” y muy posiblemente Gertler.

El Departamento de Justicia alegó que una compañía de Och-Ziff prestó 110 millones de dólares a Lora Enterprises en noviembre de 2010 y que desde ese mes y hasta febrero de 2011, “el socio de la RDC causó que se hicieran pagos corruptos por aproximadamente 20 millones de dólares a varios funcionarios”, incluyendo a un “funcionario de la RDC 2” no identificado, quien se cree es Augustin Katumba Mwanke. En septiembre de 2016, una filial de Och-Ziff se declaró culpable y acordó pagar 413 millones de dólares en multas y penalizaciones.


Despues de diez años de negociaciones, emprendimientos en hoteles aeroportuarios y miles de páginas de documentos circulando entre compañías offshore, Glencore y la RDC ahora son prácticamente dueñas de la mina Katanga en su totalidad.

El acuerdo al que llegó el Departamento de Justicia de los Estados Unidos con Och-Ziff “no constituye como evidencia de nada en contra del señor Gertler”, dijeron sus abogados. “En la medida en que dicho acuerdo se presuma estar relacionado al señor Gertler, se hizo sin su participación ni oportunidad alguna de proveer cualquier comentario…el señor Gertler absolutamente rechaza cualquier acusación de ofensa o criminalidad en su contra”. El presidente Joseph Kabila no respondió a repetidas peticiones de comentario. Katuma murió en un accidente aéreo en 2012.

Lora Enterprises no fue acusada de ningún delito en el caso Och-Ziff, el cual no involucró a Glencore.



Un titán corporativo

Las agresivas prácticas empresariales de Glencore en el África central postconflicto no sorprenden a nadie familiarizado con la compañía y su historia.

Glencore es la sucesora corporativa de la comercializadora fundada por Marc Rich, el infame financiero que pasó años como fugitivo en la lista de los más buscados del FBI antes de ser indultado por el presidente Bill Clinton en el último día de su mandato, en 2001.

Un niño refugiado de la ocupación nazi en Bélgica, Rich asistió a escuelas privadas en Manhattan antes de abandonar sus estudios en New York University para trabajar en la compañía comercializadora de metales, Philipp Brothers, ahora PhiBro, donde conoció a su futuro socio de negocios Pincus Green. En 1974, se mudaron a Suiza para conformar Marc Rich + Co AG, posteriormente cambiada a Glencore Xstrata Plc, comericalizadora de hierro y metales, después expandiéndose a petróleo en Rusia y África, granos en Europa y más.

La compañía, como posteriormente la describió un perfil de Vanity Fair, “floreció como prestamista y canjeador con países del Tercer Mundo y el bloque oriental que se encontraban carentes de liquidez o en deuda, pero que contaban con materias primas como garantía las cuales Rich podía obtener y vender con un amplio margen de ganancia”.

En 1983, Rich y Green fueron acusados en Estados Unidos por evasión de impuestos y evadir un embargo comercial con Irán durante la crisis de rehenes. En vez de enfrentar la acusación por 65 cargos, Rich huyó.

 
Crédito: Houston Chronicle/Marc Rich Group
Marc Rich, fundador de Glencore, fue indultado por Bill Clinton el 2001.

Rich continuó a cargo de la compañía hasta 1993, cuando un intento audaz de arrinconar el mercado global de zinc falló, dejando a la compañía con una deuda de 172 millones de dólares. Presionado por sus socios, Rich vendió la mayoría de su participación en 1994 por 600 millones de dólares, según lo reportado. La compañía renació como Glencore, el nombre supuestamente sacado de las primeras dos letras de cada palabra en Global Energy Commodities and Resources

Glencore tuvo éxito sin Rich y en 2011 empezó a cotizar en la Bolsa de Valores de Londres. De un día para otro, un puñado de sus accionistas mayoritarios se hicieron multibillonarios o multimillonarios. El director ejecutivo Glasenberg se volvió tan rico que el pueblo suizo donde vive, Rüschlikon, recortó los impuestos municipales para todos los demás ciudadanos como resultado de tantos impuestos que él pagaba. En 2013, Glencore finalizó la adquisición del gigante minero Xstrata en una de las fusiones corporativas más grande de todos los tiempos en el sector de recursos naturales.

La compañía con sede en Suiza ha trabajado arduamente en restaurar su imagen. Ha fundado programas antimalaria en Zambia, patrocinado un barco a indígenas australianos para investigar sobre tortugas y ayudado a desparasitar vacas, alpacas y llamas en Perú.

Sin embargo, Glencore nunca está alejado de titulares negativos. En años recientes, sus empleados han protestado por presuntas condiciones de trabajo peligrosas y bajos salarios en Canadá, Australia, Burkina Faso, Namibia y Colombia. Científicos australianos vincularon a la compañía minera con la contaminación del aire y la tierra que causó envenenamiento de plomo en niños. Después de acusaciones de evasión de impuestos en Zambia, el banco de desarrollo de la Unión Europea le suspendió préstamos en 2011 a la filial de la compañía con una mina de cobre en Zambia. En las Filipinas en 2012 y 2013 fuerzas paramilitares mataron a tres aldeanos en medio de protestas contra la mina de cobre y oro de Glencore y, en 2017 en Argentina, una corte suspendió temporalmente las operaciones mineras de cobre y oro de la compañía tras quejas por contaminación. En todos los casos, Glencore ha negado las presuntas irregularidades.

 
Crédito: Miguel Mejía – La República
Operaciones del proyecto minero Antapaccay de Glencore en Perú.
 
Crédito: La Unión Digital
Glencore posee el 50% de acciones de la minera La Alumbrera en Argentina

Pero Appelby está ahí

Durante todo este tiempo, Glencore ha escogido a Appleby como su abogado offshore por excelencia.

Appleby trabajó por muchos años para Marc Rich en sus asuntos de negocios, incluyendo bienes raíces, aún después de los cargos imputados en Estados Unidos en 1983. Cuando se dio a conocer la muerte de Rich en junio de 2013, uno de los abogados más antiguos de Appleby envió un correo electrónico al abogado principal de Glencore: “En nombre de los socios y el personal de Appleby, le ruego acepte nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del señor Marc Rich. Un verdadero titán empresarial de nuestros tiempos”.

“En nombre de los socios y el personal de Appleby, le ruego acepte nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del señor Marc Rich. Un verdadero titán empresarial de nuestros tiempos”.

Así describió al fallecido empresario de Glencore, uno de los abogados principales de Appleby

Por mucho tiempo, Glencore fue un cliente mayoritario de Appleby, despacho que convirtió gran parte de su negocio de gestión de patrimonio en 2016 como una compañía independiente llamada Estera. En su conjunto, la caballería de 107 compañías offshore convirtieron al conglomerado en uno de los clientes más importantes de Appleby.

Glencore trabajó con Appleby en grandes proyectos con nombres en clave como Project USA (cuando compró al operador de granos más grande Canadá en 2012), Project Great Game (un acuerdo comercial en Rusia) y los proyectos Ranger, Sunset, Everest y Pebble. Un empleado de Glencore le dijo a Appleby que la compañía no tenía un esquema completo que mostrara todas sus entidades en offshore “principalmente porque ocuparía toda una pared ”.

La Sala Glencore presumía ofrecer a la compañía una “robusta huella física” en las islas Bermudas libre de impuestos, de acuerdo a un correo electrónico de un gerente de Appleby en 2014.

Ese especial salón pudo haber ayudado a la compañía a reducir sus impuestos al despistar a cualquier recaudador fiscal curioso haciéndole creer que desde la isla se llevaban a cabo negocios verdaderos, expertos explicaron a ICIJ.

 
Crédito: Hidefumi Nogami, The Asahi Shimbun, JAPAN
Islas Bermudas, conocido paraíso fiscal.

Glencore cuenta con 800 empleados en su sede suiza, de acuerdo con los documentos de Appleby. No tenía ningún empleado en su filial financiera en las Bermudas, a excepción de un pluriempleado de Appleby quien se desempeñaba simultáneamente como director sustituto oficial por un “número muy reducido de horas”. El contrato de empleo estaba diseñado para mantener al director por debajo de los requisitos que hubieran requerido el pago de impuestos sobre la renta y contribuciones de cobertura de seguridad social, de acuerdo a una nota de expediente preparada por Appleby en mayo de 2014.

Aunque Bermuda no requiere que compañías offshore como la filial de Glencore en Bermuda sostengan reuniones en la isla para beneficiarse de las generosas exenciones fiscales, muchas compañías lo hacen para comprobarle al “mundo exterior” y a cualquier recaudador fiscal curioso que la operación en Bermuda no es ficticia. Durante una reunión en Suiza en 2014 un alto directivo de Glencore le dijo a empleados de Appleby que los directores de sus sucursales en Bermuda “nunca viajan” a juntas ahí. No hay ningún indicio en los documentos filtrados de que dicha declaración haya suscitado alguna inquietud entre los abogados de Appleby. Es posible que otras empresas como Glencore lo hagan, un director ejecutivo de Appleby le dijo a Glencore, pero sólo debido a “una asesoría impositiva más conservadora”.

Los archivos de Appleby también revelan preocupaciones sobre las exigencias que Glencore, una confiable fuente de ingresos, hizo al despacho en las Bermudas a través de los años.


Durante todo este tiempo, Glencore ha escogido a Appleby como su abogado offshore por excelencia.

Una vez en 2006, un abogado de Appleby dijo haberse negado a firmar un documento que declaraba que los préstamos de Glencore a sus sucursales por 2,000 millones de dólares “beneficiarían a las compañías” porque no había leído sus contenidos.

“Esto sí plantea la cuestión sobre nuestra responsabilidad como directores y cómo podemos desahogar asuntas a completa satisfacción tanto del cliente como de nosotros mismos, durante un plazo aceptable y bajo una remuneración razonable”, dijo. “Ese debate riesgo-beneficio se ha convertido en el tema”.

Al final, el abogado firmó el documento como solicitado.

Solicitudes de Glencore de que empleados de Appleby antedataran documentos desencadenó puntos álgidos recurrentes, revelan los archivos de Appleby sobre el cliente. El 6 de mayo de 2009, Glencore pidió a Appleby firmar una moción de aprobación de la junta cuya fecha era el 28 de abril del mismo año. Glencore se comportaba “de manera engañosa desde mi punto de vista”, dijo una administradora en las Bermudas. “¡La lista está creciendo!”, añadió.

Un alto directivo de Appelby se quejó en 2011 porque las solicitudes frecuentes de antedatar los documentos por parte de las secretarias en la sede central de Glencore en Baar, Suiza, estaban poniendo a los abogados en “una situación muy difícil”. Dicho comportamiento incluso les valió un sobrenombre acuñado por los abogados de Appleby: “Las damas en Baar”.

 
Créditos: Hidefumi Nogami, The Asahi Shimbun, JAPAN
Oficinas de Appleby en Bermuda.

“Glencore ya volvió a sus andadas”, un abogado le escribió a un colega en diciembre de 2013, quejándose de que Glencore estaba haciéndole firmar un documento atestiguando que una compañía había aprobado una decisión antes de, en efecto, hacerlo.

Ambos lados finalmente acordaron no fechar más los documentos retroactivamente en 2014, de acuerdo a las notas de una reunión en Zúrich que duró 90 minutos.

Antedatar documentos o firmar documentos y después registrarlos con una fecha anterior para que el reloj de los derechos u obligaciones legales empiece a correr antes de tiempo es algo que los abogados ven “una y otra vez” pero es un crimen en algunas jurisdicciones, dijo Douglas Kellner, un abogado y especialista en fraudes financieros en Nueva York.

“Las ocasiones cuando es apropiado hacer eso son muy raras”, dijo Kellner.

Appleby no respondió a las preguntas detalladas pero emitió un boletín de prensa manifestando: “Somos un despacho de abogados offshore que asesora a sus clientes sobre la manera legal y legítima en la que deben conducir su negocio. Nosotros no toleramos comportamientos ilícitos”.



Miseria y supervivencia

Lejos de Suiza y lejos también de la estancia especial en las Bermudas, los congoleses que viven y trabajan cerca de las minas tienen su propia opinión sobre las operaciones de Glencore que les atañen directamente.

Leonie Kamanda, una supervisora del parque nacional en Kisenda, un pueblo cercano a las operaciones de cobre de Katanga Mining Ltd., ha atestiguado por años como la vegetación del parque se torna amarilla—resultado del escurrimiento mineral de las excavaciones de cobre y cobalto que operan dentro y alrededor del parque, considera. Kamanda trabaja dentro de una reserva protegida de caza en donde conviven hipopótamos, simios, búfalos y operaciones mineras controladas por diversas sociedades corporativas.

 
Crédito: RAID
Alrededores de instalaciones de Glencore en Katanga, República Democrática del Congo.

Las compañías mineras no respetan el medio ambiente, dijo Kamanda, y la deforestación es abundante. Glencore dice que sus políticas y prácticas ambientales cumplen y exceden los estándares de la industria a nivel internacional.

A pesar de ser la región mineral más rica de la RDC, del 60 al 70% de los habitantes de la región que alberga las operaciones de Glencore viven en pobreza. Pasaron al menos diez años hasta que los pueblos cercanos a la mina tuvieron agua corriente, dijo Christian Sapu Kankonade, un activista de derechos humanos. “La población se encuentra a merced de sus propios medios para sobrevivir”.

Sapu Kankonade ha visto y oído en la televisión a los dueños de las minas cercanas. "Mr. Glencore”, los llama.

“Nosotros somos los que estamos en el terreno”, reclama Daudet Kitwa Kalume, un abogado de derechos humanos en Kolwezi, la localidad más grande cercana a la alianza estratégica minera de Katanga. “Cuando visitas el pueblo, puedes prácticamente leer la miseria en la cara de la gente”.

La riqueza natural en esta parte de la RDC es abundante, dijo Patrick Mbombi, un maestro de secundaria que también coordina una asociación de desarrollo local sustentable. Debería ser un paraíso.

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