Por Miguel Gutiérrez R. /@M_GutierrezR
Convoca.pe
Miércoles, 18 de abril de 2018
En julio de 2014, una offshore de Glencore vendió la mina Las Bambas, el proyecto cuprífero más importante, a un consorcio chino por US$ 7,000 millones. Por la transacción la compañía pagó al Estado peruano un impuesto a la renta por debajo de las expectativas. Convoca.pe accedió a documentos del bufete Appleby, filtrados al diario Süddeutsche Zeitung, y compartido con Convoca y otros 94 medios del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), como parte de la investigación global Paradise Papers, que revelan que US$ 2,400 millones de esa transacción se movieron en un complejo esquema tributario que incluyó ‘préstamos intragrupo’, una práctica de las grandes empresas para eludir obligaciones tributarias.
A fines de setiembre de 2015, el conflicto social por el proyecto minero Las Bambas ubicado a mil kilómetros de Lima y que dejó como resultado 4 muertos en las alturas de Apurímac, se produjo
luego de que se consumara la transacción más cara de la historia minera en el Perú: Glencore Xstrata vendió Las Bambas al consorcio que lidera MMG Limited, filial australiana de la China Minmetals.
Esta venta millonaria está vinculada a una operación que comenzó
en 2014 cuando un grupo de abogados de la firma Appleby en las
Bermudas fue convocado para asesorar a Glencore, el gigante
suizo del cobre. La reestructuración de sus activos a nivel global
incluyó fusiones y préstamos millonarios entre empresas offshore
que tenían como centro neurálgico las Islas Bermudas y las Islas
Caimán, conocidas por ofrecer ventajas fiscales y confidencialidad.
De los Andes a las Islas Bermudas
En 2011 Xstrata Copper, los dueños de Las Bambas y de las minas
Antapaccay y Tintaya en Cusco, se comprometieron a invertir “con
sus propios recursos” US$ 4,116 millones, de acuerdo con el
contrato firmado con el Estado que figura en el Ministerio de
Energía y Minas.
Xstrata Copper informó a la Dirección General de Minería que ese
dinero se invertiría principalmente en una planta de chancado y
molienda para 140 mil toneladas de minerales extraídos a tajo
abierto, y un ducto de 178 kilómetros para trasladar el concentrado
del mineral a una planta de molibdeno en Antapaccay.
En 2013 Glencore tras absorber a Xstrata Copper y sus activos y sus minas, se comprometió con el gobierno chino a deshacerse de Las Bambas, imposición del gigante asiático para que la transnacional no monopolice la producción y venta mundial de cobre.
En mayo de 2013 Glencore Xstrata reportó que había invertido un poco más de US$1, 000 millones de los US$ 4,116 millones previstos.
A finales de ese mismo año Glencore informó al gobierno peruano que ya tenía comprometido la mitad de una inversión que ahora proyectaba en US$5,200 millones, es decir, mil millones de dólares más de lo pactado.
Retrasos y tributos
En abril de 2014, mientras cerraba la venta de Las Bambas con el consorcio chino, Glencore solicitó al Estado una modificación del plazo final del proyecto hasta setiembre de 2015. Los funcionarios de la Dirección General de Minería aceptaron sin ninguna observación.
Entre 2013 y abril de 2014, Glencore debió haber invertido más de US$3,000 millones, pero no cumplió. Según el cronograma de inversión actualizado a 2015, Glencore había invertido solo US$1, 764,454 millones y tenía otros millones comprometidos con los bancos. Sin embargo, Glencore recibió US$ 7,000 millones de MMG Limited para traspasar Las Bambas y sus activos mediante una operación que fue calificada la ‘más grande en la historia del Perú’, bajo el supuesto de que generaría dinero al país.
En las semanas previas a la transacción se especuló sobre el monto que percibiría el Estado. Los cálculos de expertos tributarios y consultores mineros cifraban ingresos por encima de los S/1, 300 millones.
Ante las diversas versiones y suspicacias que se generaban, el gobierno regional de Apurímac solicitó al presidente Ollanta Humala especificar el monto y cuánto del mismo se destinaría a las arcas de la región. No hubo respuesta.
En los días siguientes a la transacción, Glencore solicitó a la entidad recaudadora Sunat, el Certificado de Recuperación del Capital, un documento que una compañía extranjera debe solicitar tras vender sus derechos de explotación de un recurso natural para fijar cuanto de la ganancia será gravada con el impuesto a la renta.
Según fuentes que conocieron de manera cercana esta transacción, Glencore y Sunat mantuvieron una discrepancia sobre los costos de las acciones de la empresa vendida. Mientras la multinacional señalaba que sus acciones valían S/. 3,487 millones (US$1, 243
millones) el ente recaudador de impuestos reconocía solo S/. 1,230 millones (US$ 440 millones). Sobre este punto, la empresa planteó ante el Tribunal Fiscal un proceso de reclamación por el valor computable de las acciones, reclamo que hasta el año pasado estaba pendiente de resolver.
Adicionalmente, Glencore pedía se le reconociera deudas contraídas por US$ 2,900 millones, monto que era considerado como parte del capital, con lo cual la ganancia a gravar por la
transacción se reduciría. ¿Cuánto ingresó al Tesoro Peruano por impuesto a la renta producto de esta millonaria transferencia finalmente? ¿de dónde salió esos préstamos si la inversión de Glencore ‘con recursos propios’ no fueron más de US$ 1,764 millones hasta 2014?
La versión extraoficial es que Glencore habría pagado al Perú, según fuentes de la Sunat y el MEF, alrededor de US$ 580 millones, mucho menos de lo que los funcionarios públicos y expertos anunciaban con entusiasmo. Pero no está claro. La filial de Glencore respondió a Convoca.pe luego de un mes de insistencia que el proyecto cuprífero ya no les pertenece y no comentarían sobre la operación.
Vaivén de millones
Lo cierto es que mientras en Lima abogados de la firma Grau Abogados ayudaban a Glencore a culminar la venta de Las Bambas, en las Islas Bermudas se iniciaba una compleja operación financiera y tributaria que duraría solo unas horas, y en la que los miles de millones de la transacción de la mina serían el punto de inicio.
En un documento de trabajo llamado ‘Simplificación del Grupo Australiano de Glencore’ se describe un flujo incesante de fondos que van y vienen entre empresas del gigante suizo en Chile, Australia y Suiza vía préstamos internos.
En un documento llamado ‘Simplificación del Grupo Australiano de
Glencore’ se describe un flujo de fondos que van y vienen entre
empresas del gigante suizo en Chile y Australia vía
“intrapréstamos”.
Esta operación multimillonaria de devoluciones de préstamos entre
filiales de Glencore se habría efectuado el 31 de julio de 2014, de
acuerdo al documento elaborado por expertos tributaristas y la firma
Appleby.
En sí, una compleja ‘reestructuración’- con flujos de entrada y salida
de dinero en Chile, Islas Caimán y que terminaría en las cuentas de
unas de las empresas del grupo Glencore en Australia.
Los documentos de Appleby filtrados sugieren que el dinero de la
operación peruana de la transnacional era convertido en ‘préstamo’
y quedaba en el país como una cuenta por cobrar de la empresa
con lo cual se justificaba y reducía las ganancias sobre las cuales,
la administración tributaria debía gravar.
Convoca.pe solicitó a Glencore la información sobre el movimiento
inusual de dinero posterior a la venta de Las Bambas, pero no hubo
respuesta.
Expertos tributarios consultados señalan que estos documentos de
Appleby sugieren que esta operación debió ser revisada por los
entes tributarios porque podría estar encubriendo un retiro de
utilidades por el que no se pagaron tributos no solo en el Perú sino
en Chile y Australia.
Oxfam publicó en 2016 “Guerras Fiscales, un informe con una
metodología que establece un ranking de los países más agresivos
para la tributación empresarial. Entre los más importantes figuran
Islas Bermudas, Suiza y las Islas Caimán porque tienen una serie
de prácticas nocivas, como aplicar retenciones para no gravar las
prácticas más empleadas por las grandes empresas: los préstamos
intragrupo, entre filiales de una misma matriz empresarial.
El portal investigativo chileno CIPER publicó en 2017 un reportaje
en el que revelaba que la filial chilena de Glencore sacó US$534
millones de sus excedentes y los envió como “préstamo” a una
sociedad en las Islas Bermudas mediante el mismo plan de
reestructuración que figura en los documentos de Appleby sobre el
proyecto minero más grande del Perú.
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